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12 Compases

Happy Bluerthday, Devil
jueves, 19 de junio de 2008

Y aquí estamos otro año más, tratando de fingir que me importa...

Feliz cumpleaños, Dani. Que cumplas muchos más.

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posted by Blue Devil's @ 19:11, ,




A días malos... Buenos días.
martes, 17 de junio de 2008

Ayer fue un mal día. Por todo, en general. Ayer fue un día penoso. De esos que terminas acostado en la cama, con el mal sabor de boca que dejan la decepción y el fracaso. Y mirando al techo, en el mejor de los casos, deseando borrar ese día del resto de tus días. ¿Lo peor? Nadie a quien culpar. Ni siquiera a ti mismo.

Lo dije en un par de entradas más abajo: "A veces elegimos nuestro camino. A veces lo eligen por nosotros. Y a veces no tenemos elección." Pero cuando se junta todo, y encima ves cómo algo por lo que has luchado lo indecible se te vuelve a escapar entre los dedos, cuando casi estabas a punto de tocarlo, y todo por causas externas... Es como si el cielo se te cayese de pronto, y sencillamente, te rindes.

No sé, podría tratar de expresarlo de mil formas, con decenas de metáforas e hipérboles, juegos de palabras, sinónimos… Pero creo que “frustración” lo define perfectamente. Ayer me sentí frustrado. Y arrastré desmoralizado la desgana, cual alma en pena arrastra sus cadenas. Sin pena ni gloria, ni destino aparente. Resignado a varar en el presente de su propia historia, tan solo cargando consigo el peso de su memoria.

Sin embargo hoy estoy de mejor humor. No es que el día sea mejor, de hecho todo sigue igual… Nada ha cambiado ni tiene pinta de hacerlo, al menos a corto plazo. Pero no importa, porque solo hay una cosa peor que rendirse, y es compadecerse de uno mismo. Así que: “a días malos… buenos días.”

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posted by Blue Devil's @ 11:35, ,




La tecnología y yo
martes, 10 de junio de 2008

Esta es mi nueva adquisición: un ipod touch. Bueno, para ser exactos no es el de esta foto (que es un fotomontaje), pero es uno con el mismo theme, así que excepto por el número de aplicaciones (tengo bastantes más iconos que los que aparecen en la imagen), el aspecto sería este.

Me hace gracia porque hace pocos días, en el blog de Corpi, hablábamos de los móviles y de hasta qué punto la tecnología se ha adueñado de nuestras vidas, y voy yo y me gasto un pastón en esto, cuya única diferencia con el iphone es que no es un teléfono.

En pocas palabras, me he fundido en un Mp4 el coste del alquiler, por un mes, de mi antigua habitación en Madrid (bueno, casi casi). Y más aun cuando dentro de menos de un mes el iphone 2.0 (que viene con 3G y unas cuantas chuminadas más) saldrá a la venta en España [más info aquí] de manos de Telefónica (contrato exclusivo), y costará, probablemente, más barato que mi itouch (incluyendo todas sus funcionalidades y además las del teléfono). Qué bien merecido me tendría ahora el típico comentario de: "ay...! si te hubieses esperado un més más... te hacías un contrato con Telefónica y tenías lo mismo pero con teléfono y además más barato". Y no le faltaría razón a quien lo hiciera... pero ¿sabéis qué? Me da igual.

Llevo tres días trasteando con este aparatito. Lo he crackeado (jailbreak lo llaman por ahí) y ahora tengo instaladas un montón de aplicaciones. Es casi como un ordenador portátil que cabe en la palma de mi mano, poco le falta de hecho, y estoy de lo más entretenido. Llego a casa, lo conecto a la wi-fi, y me tiro las horas muertas trasteando, probando, poniendo, quitando... Lo que menos hago (que lo hago, y mucho) es escuchar música con él. Puedo navegar por internet, hablar por messenger, descargar archivos, leer documentos de word, pdf, imágenes, películas, música, descargarme los vídeos de youtube, tengo un diccionario inglés-español, un diccionario de acordes de guitarra, conexión con googlearth, correo, agenda, reloj con alarma, ebooks, comics, puedo conocer los índices bursátiles, el tiempo, jugar al backgammon, conectarme remotamente a mi macbook... Un sin fin de posibilidades.

¿Sabéis qué es lo que me jode de todo esto? Que la tecnología que vemos en muchas películas de ci-fi existe hoy en día, pero no está al alcance de nuestros bolsillos... Me imagino el futuro y lo veo exactamente igual que ahora: con cocinas de butano y neveras armatoste, en los hogares de aquellos que no puedan permitirse el lujo de comprar la última cocina-ecológica, o la última nevera ultracompacta de diseño. Yo me he comprado este trasto y no me arrepiento, pero no tengo los gastos que puedan tener otras personas: no tengo cargas familiares, no tengo una hipoteca, no tengo coche, por no tener no tengo ni tiempo libre...

Cuando analizo los pros y los contras, aunque los contras tengan más razón que un santo, miro dentro de mi y el demonio ese que todos tenemos me susurra al oído: Dani, llevas meses al borde del colapso mental, con un estrés y un cansancio que tumbarían al más plantao, no haces más que recibir hostias por todas partes y te las tienes que vendimiar solo la mayoría de las veces. Hace seis meses te diste un buen capricho con el macbook, sí, pero gran parte de la culpa la tuvo la muerte sin remedio de tu viejo portátil (y el hecho de no querer seguir incrementando la lista de afiliados al Gran Hermano Microsoft). Este trasto no lo necesitas, lo sabes, pero te hace ilusión, y además... la semana que viene cumples 28 años. ¡Date el gustazo!

Y como a mi no hace falta mucho para convencerme, y además me encantan estos cacharros... me he dado el gustazo. Un gustazo que tendré que compensar con otras cosas, todo hay que decirlo: como no irme a ningún sitio de vacaciones, por ejemplo. Pero que tampoco me preocupan porque, como ya dije, a fin de cuentas no tengo tiempo libre.

P.D.- El de la foto es Tux vestido de Spawn, y es mi demonio particular :P

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posted by Blue Devil's @ 13:03, ,




Lista de Tareas Pendientes
domingo, 8 de junio de 2008

Lo hemos visto en muchas películas; y en cierta manera todos tenemos una de estas. Me explico: típico tipo que sabe que le queda poco de vida, y decide emprender una lista de tareas pendientes antes de que el final se le eche encima, por aquello de irse satisfecho al otro barrio. Ya sabéis por dónde voy ¿no?

Bueno, yo no sé cuánto me quedará, ni tengo una hoja de papel amarillento que escribiera un día de borrachera, mientras trataba de dilucidar porqué el universo físico se movía alrededor de mi centro de gravedad, cual tiovivo ideado por un psicópata omnipotente y con un extraño sentido del humor (porque sí, amigos, Dios es un psicópata... pero eso es otra historia). Sin embargo, sí hay cosas que quiero hacer antes de salir de este cuento con los pies por delante.

Normalmente soy una persona que, aunque aspira a mucho, se siente feliz con muy poco. Aspiro a ganar mucha pasta y ocupar un puesto importante, pero soy feliz cuando disfruto con mi trabajo y lo hago bien -aunque en lugar de Business Manager sea The Last Monkey Business (el último mono de la empresa)-. Aspiro a ser un brillante escritor de novelas y relatos, y que se hable bien de mi obra en los círculos literarios, pero soy feliz cuando escribo un post normal y corriente y leo vuestros comentarios. Aspiro a tener a mi lado a una persona que me ame y me comprenda, que me complemente... pero he llegado a la conclusión de que estoy mejor solo que mal acompañado... Etc.

Alguna de las tareas de mi lista son trascendentales, otras no, sin embargo lo importante no es lo trascendental de dichas tareas, sino que nos satisfagan de una u otra forma. En definitiva, que nos ayuden a ser un poquito más felices.

Bueno, pues el viernes pude tachar otra de las tareas de mi lista, así como quien no quiere la cosa. Estuve tocando la guitarra en el metro.

Debían ser las siete y media o las ocho de la tarde, y volvía de casa de una amiga, después de intentar sin éxito reinstalar una tarjeta 3G en su imac. Como una de las cosas que más me relajan en el mundo es recostarme en la parte de atrás del autobús, escuchar música mientras observo el paisaje urbano, y que el aire fresco de una ventana abierta me revuelva el pelo... decidí coger el interurbano en lugar del cercanías para regresar a casa, por lo que tuve que variar mi ruta (en lugar de coger el bus hacia Atocha, cogí el metro hacia Ciudad Lineal).

Deambulaba al ritmo del gentío, es decir: a toda pastilla, por los vastos pasillos de la estación de Delicias, cuando vi a un ecuatoriano tocando la guitarra. Me llamó la atención por varios motivos: uno - con aquella vestimenta parecía un cruce entre Mick Jagger, Klaus Meine y Lenny Kravitz; dos - se movía mientras tocaba como una auténtica estrella del rock; tres - en la pala de su guitarra tipo Les Paul ponía Gibson. En mi mundo esos tres motivos son suficientes para acercarme y comenzar una conversación, así que le solté una moneda en el estuche y le pregunté por la guitarra. Ya de cerca pude observar que lo de Gibson era una pegatina de esas que vienen en el juego del Guitar Hero para decorar el mando (o lo que a uno le plazca). Se lo comenté y me explicó que no podía traerse una Gibson auténtica al metro porque se la robarían, pero que aquella no estaba mal. Bromeamos y me preguntó si quería tocar. No sé qué diablos se me pasaría por la cabeza en aquel momento, pero le dije que sí, y de repente me vi con la guitarra colgando y la cabeza completamente en blanco, mientras mi nuevo amigo buscaba la distorsión más fuerte que tuviera su pedal (mira que le insistí que como lo tenía él estaba bien...).

El caso es que traté por todos los medios recordar alguna canción. Algo mínimamente decente, y fácilmente reconocible, con lo que salir del paso con dignidad, pero creo que mi dignidad estaba tan ofuscada como yo, después de lo del imac, y ya le daba igual todo. Así que allí estaba yo, con una imitación mala de Gibson Les Paul, una distorsión que se acoplaba, y un enorme derroche de buenas intenciones, que no de inspiración.

Improvisé lo que pude y como pude, con una progresión de acordes en mi menor, contando con que, mientras me mantuviese en la tonalidad aquello no podía sonar mal. Me aventuré con algunas séptimas y armónicos, ya que estábamos, a ver si de lo malo malo podía lucirme, y mi amigo aprovechó la coyuntura para irse a la otra punta del pasillo a tomarse un descanso. Alguien me echó una moneda, y otro alguien me echó una foto. Yo estaba demasiado a lo mío como para prestarle atención a los "alguienes" que, como ratas a la carrera, cruzaban por mi espectáculo improvisado; y las veces que no pensaba en el ridículo espantoso que estaba haciendo incluso me lo pasaba bien.

Cuando me cansé llamé a mi amigo y le devolví la guitarra, charlamos un rato más y emprendí el camino de vuelta a casa, envuelto en el rubor de la vergüenza por el que, probablemente, haya sido el espectáculo más lamentable (musicalmente hablando) que haya dado en mi vida, pero con la satisfacción de saber que acababa de cumplir con una de esas tareas pendientes de mi lista.

Porque sí, me hacía ilusión tocar algún día en el metro, y ahora por fin ya lo he hecho. ¿Veis con qué poquito soy feliz?

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posted by Blue Devil's @ 10:51, ,




El Libro de mis Sueños
viernes, 6 de junio de 2008

Anoche en sueños escribí un libro -y creo que era bueno-. Este hecho en sí mismo invalida por completo la predicción que alguno, incluyéndome a mí, aventuró en su día: que no terminaría un libro ni en sueños.

Lo poco que recuerdo de las imágenes es tan fugaz y fragmentado, que plantearme siquiera sacar alguna idea de ello resulta absurdo. Ya sabéis cómo son los sueños y su naturaleza, con ellos solo una cosa es segura: al despertar olvidamos. Lo importante, creo yo, es quedarnos con la idea. A fin de cuentas, son la forma que tenemos de comunicarnos con nuestro subconsciente, con nuestro Ego, libre de ataduras morales y convenciones sociales. Nosotros mismos en nuestro estado más puro: salvajes, curiosos y, en ocasiones, asustados… No es extraño que, si se le da rienda suelta, el bueno de Bob tenga mucho que decir (sí, mi subconsciente se llama Bob, y son los restos fosilizado de lo que una vez fue pizza).

La conclusión, la idea, la esencia de todo esto, a mi entender, es que debería darme un respiro. Tomarme un descanso, inhalar aire puro (ahora que llevo tres semanas sin fumar recuerdo a qué huelen las nubes), y hablar con Bob. De tú a tú. De Ego a yo. Escuchar lo que me tenga que decir, sin tratar de sonsacárselo. Solo escuchar, quizás divagar, y que mis dedos hagan el resto.

¿Quién sabe? Tal vez así llegue el día en que comience un post diciendo: Anoche escribí un libro… y no fue un sueño.

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posted by Blue Devil's @ 9:30, ,




NTF, Frank... No te fíes
martes, 3 de junio de 2008

Ayer me soltaron la gran frase: "aquí ya no puedes fiarte de nadie". Durante estos años he desarrollado los suficientes mecanismos de defensa como para, automáticamente, ponerme a la defensiva ante dicha frase. Es como una palabra mágica, como el abracadabra o el ábrete sésamo de mis baterías antiaéreas (y anti-puñaladas traperas), porque en el momento en que alguien pronuncia esa frase, yo me pregunto si del primero/a que no debo fiarme es del que la ha pronunciado.

Las cosas andan jodidas, y para poneros en antecedentes tendría que remontarme muy atrás, a hace seis meses, cuando despidieron a mi jefe y se marchó gente del departamento (quedándonos bajo mínimos). A los nuevos jefes y las promesas de mejorar y volver a cubrir los puestos que faltaban. A los seis meses de horas extra que llevamos en el cuerpo, el agotamiento físico y mental, al núcleo de unión que habíamos tejido unos pocos frente a la opresión (ya sabéis: la lucha por la libertad nos hace libres), a las motivaciones personales de cada uno, a que estoy a punto de conseguir algo que llevaba persiguiendo mucho tiempo, a cómo me la he jugado por mis camaradas estando a punto de perderlo todo (de hecho lo perdí), y a cómo ese núcleo, esa piña, esa unión está a punto de quebrarse, porque la nobleza está muy bien para el orgullo y el corazón de uno mismo, pero a la hora de la verdad es súmamente inútil. La incertidumbre lo ha envuelto todo de un polvoriento humo grisáceo, y es cierto: aquí uno ya no puede fiarse de nadie.

Son muchos antecedentes, demasiados para un post, y me dejaría algo en el tintero seguro... Podría irme, podría quedarme un poco más ¿Qué me interesa? No lo sé... Bueno, sí lo sé, aunque tomar esa decisión significa desmarcarme, aguantar otro mes y, quizás, ver qué pasa, mientras el ambiente se torna un hervidero de tensión y desmotivación, mala gana y desconfianza. Es tan fácil llevarlo todo al terreno de lo personal... y boicotearnos unos a otros.

En estos instantes es cuando uno descubre de qué pasta está hecho, y solo puede aceptarlo o cerrar los ojos y negarlo, pero eso no cambia nada. Los puñales están en juego, el círculo se cierra, veremos a ver qué pasa...

A veces elegimos nuestro camino. A veces lo eligen por nosotros... Y a veces no tenemos elección.


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posted by Blue Devil's @ 5:02, ,




Santos Inocentes
lunes, 14 de abril de 2008

No recuerdo cual fue mi primer amanecer. Quizás porque no está asociado con ningún acontecimiento importante de mi vida. Pero sí recuerdo cuando fue la primera vez que me planteé esta cuestión, y fue contemplando un amanecer.

Tendría yo ocho o diez años, e iba con mis padres y mi hermano en el coche, camino de San Sebastián, a pasar unos días a la casa de mi abuela paterna (cuando ella aun vivía en el País Vasco). Como mucha gente, para evitar pillar atascos, salimos de madrugada, y en alguna parte del camino vi amanecer. El sol era una bola naranja sin destello alguno que lenta, pero constante, se abría camino por entre las montañas. La contemplé emerger de las profundidades de la tierra: humilde, recién nacida, aun fresca, con todo el día por delante. Y pensé: “no recuerdo cual fue mi primer amanecer”.

Supongo que yo, por aquel entonces, aun creía en los momentos trascendentales del ser humano: el primer amanecer, la primera puesta de sol, la primera chica (sí, siempre fui un poco precoz, aunque luego no me comiera una rosca). Si bien no lo recordaba, sabía que aquella no podía ser la primera vez que veía amanecer –aunque sí la primera en que era consciente de ese hecho concreto-, por tanto decidí considerar dicho amanecer como el primero de mi vida.

Ahora veo amanecer casi cada día, por unas u otras razones, y ni me lo planteo, ni lo contemplo, ni me paro a pensar en aquella primera vez, cuando aun creía en los momentos trascendentales del ser humano, cuando la ingenuidad me hacía hermoso, cuando todavía era uno de los santos inocentes.

Lo malo de la inocencia, es que no dura mucho tiempo, y tarde o temprano todos somos culpables de algo, como mínimo de ahogarla en cientos de banalidades.

Hoy volveré a ver amanecer, dentro de no mucho, y no lo contemplaré. No veré esa bola naranja desprenderse de su velo de tinieblas para escapar de la maraña de rascacielos que han sustituido a las montañas, porque no quiero que aquel niño que ahogó con sus propias manos su inocencia, aquel niño de las preguntas certeras, los acertijos, y los momentos trascendentales, aquel que siempre tenía la respuesta adecuada en el instante oportuno, se le ocurra la feliz idea de preguntarse si este podría ser el último.

¿Y por qué habría de hacerme esa pregunta? Porque pensando en que no recuerdo mi primer amanecer, se me vino a la cabeza Diego. Ese niño de mi edad que vino tantos años conmigo a la escuela. Éramos casi vecinos, primo de una amiga mía –que por circunstancias de la vida resultó ser prima segunda de un primo mío–. Ese muchacho que siempre anduvo metido en líos, que no llegó a importarle nunca a nadie, que acabó en el pozo de los desesperados y de los yonkis. Salió adelante como pudo, pasó más tiempo en las calles que en su propia casa, tuvo que huir de la ciudad para que no le partieran el cráneo, y luego regresó con intención de arreglar su vida. Ese chico que ya de niño tenía mirada de hombre, que ahogó su inocencia en alcohol y otros demonios, quizás cansado de buscarle sentido a la vida, para años después encontrárselo y salir del pozo. Ese chaval que recuperó el color en sus mejillas y engordó un par de kilos, que trabajaba en un restaurante, y salía con una chica, y ésta a su vez tenía una niña pequeña. Ese hombre que parecía haber encontrado su porvenir, y en su mirada –antaño perdida–, se reflejaba el orgullo de haberse hecho a sí mismo.

Me pregunto si él se planteó que ese iba a ser su último amanecer, antes de ahorcarse en el portal del piso de mis padres, la semana pasada.

¿Quién sabe? Tal vez no he dejado de creer en los momentos trascendentales, después de todo. Quizás simplemente trato de mantenerlos vírgenes. No quiero que los viole y maltrate la despiadada realidad que nos rodea, que se sienta junto a nosotros en el metro, que nos espera dos puestos por detrás en la cola del cine o del supermercado, que nos escruta cuando nos sentamos en un banco del parque, que nos olisquea siguiendo nuestro rastro, o lee el periódico por encima de nuestros hombros. La jodida realidad que silba a nuestro lado cuando la cuerda se tensa, y caemos a plomo con todo el peso de nuestro cuerpo.

Porque en algún recóndito lugar de nuestra alma angustiada, aun respira una pizca de inocencia. Porque en algún recóndito lugar de nuestra alma cansada, aun somos santos inocentes.

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posted by Blue Devil's @ 6:15, ,