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12 Compases

La Víspera del... II
viernes, 31 de agosto de 2007

Rachel
~.~

Nunca nadie le escribió versos de amor, ni ella se dejó seducir por el circo de eufemismos que envuelven el día a día. En sus ojos las esmeraldas permanecían ocultas por un velo, y sus mejillas encharcadas del rubor de la experiencia.

Su nombre era Rachel, antes había tenido otros. En el pasado, donde el asfalto de los callejones no olía a goma quemada sino a orín, y la luna no lucía gargantillas de neón. Había sido joven una vez, despreocupada y risueña, luego el tiempo hizo mella, y los acontecimientos cincelaron su semblante. Había sido vieja después, con arrugas en su rostro inmaculado, solo apreciables en el tacto envenenado de sus palabras.

A pesar de aquello su sonrisa era sincera, y no por ello ingenua. Su sonrisa había sido cosida a retales por la vida, como piezas de distintos puzzles que se unen para construir algo bello. Una sonrisa única, sabia, una sonrisa con el dulzor de una amargura empapada en esperanza. Sabía mejor que nadie que se puede perderlo todo, aun cuando no se tiene nada, y a veces nada es una posesión muy valiosa.

Su alma latía en lo más profundo de la ciudad, un alma vieja, bajo los pasos apresurados de la gente, al compás del ruido del tráfico, a través de los cables de tensión, de los postes de la luz, y dentro de su pecho. Un alma que había hallado un hueco pequeño, pero confortable, cálido, y virgen. Entonces oscureció, y las tinieblas se apoderaron de sus días tomándolos uno a uno, devorándolos lentamente, consumiéndolos por completo, y hasta la nada le fue arrebatada.

Rachel despertó en la cama de un hospital, tras un coma por sobredosis. Despertó sin saber dónde estaba, qué había pasado, cómo había llegado allí, y con un porqué tatuado en su frente. Solo sabía que se llamaba Rachel, y que no siempre fue así. Pero había vuelto a nacer, y un nombre puede forjar de nuevo a una persona; porque se empieza por un nombre y luego se construye todo lo demás. Un nombre puede redefinirlo todo.

No había rastro alguno de arrugas en su rostro ni en sus palabras, la juventud se filtraba en el torrente sanguíneo, como antes lo había hecho la morfina, y un nuevo día comenzaba a clarear. Un comienzo tras un largo intermedio. Una oportunidad para cambiar el mundo, su mundo, nuestro mundo. Borrón y cuenta nueva.

Pero el destino, que si bien no rige los acontecimientos sí conoce sus entresijos, sabía que nada es tan sencillo como pasar página y comenzar de cero. El destino sabe que los cabos sin atar desembocan en nudos alrededor del cuello, que el peso del devenir termina por cerrar tarde o temprano. El pasado es de andares lentos pero constantes, y fluye en línea recta, mientras que el presente da vueltas y vueltas sobre sí mismo. Así, llega un momento en que pasado y presente cruzan sus caminos, y la realidad se distorsiona, tambaleándose, fluctuando, arrastrando los cadáveres de la memoria que exigen el justo pago por la afrenta del olvido.

Y cuando los nudos se cierran, y pasado y presente enfrentan sus miradas, y el universo fluctúa, se producen encuentros inesperados.

Etiquetas:

posted by Blue Devil's @ 16:09,




4 Comments:

At 1 de septiembre de 2007, 2:29, Blogger Gisxer said...

Es verdad, lo que hoy no terminas lo arrastras para siempre. Las cargas se van sumando hasta que no puedes con ellas. Yo lo sé muy bien, me pasa demasiadas veces.
Un saludo

 
At 1 de septiembre de 2007, 11:09, Blogger eclipse de luna said...

Me esta fascinando esta historia..
Por favor no tardes en volver a publicar..
Un besito.Mar

 
At 1 de septiembre de 2007, 13:10, Blogger Gambutrol said...

Buenooo que se pone interesante la cosa... por favor te piedo que esta historia sí la acabes.

 
At 6 de septiembre de 2007, 1:37, Blogger vanmar said...

Hoy es mi momento, voy a leerlo todo seguido... sigo uff.

 

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